Mientras la fachada está pintada y preciosa, el turista de a pié no se dará cuenta jamás de que al traspasar el portón de madera la realidad es bien diferente. Dentro del viejo casón señorial, y dividido en pequeños cuartos de adobe, pueden llegar a vivir en condiciones infrahumanas 50 familias... un cuartucho para los servicios y ducha a compartir (nos contaron las peloteras a la hora de ir a trabajar), aldeas sin luz ni agua corriente a 4200 m de altitud, niños con la piel cuarteada por el clima, viviendo de una agricultura en vertical...
bueno no me extiendo. He adjuntado otras fotos del viaje y lo ha titulado otra forma de vida.
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